jueves, 1 de abril de 2010

Guerra Por las Islas Malvinas: Y UN DÍA VINIERON...


Por Macarena Marina

“Si quieren venir que vengan, les presentaremos batalla”, bramaba Leopoldo Galtieri el 2 de abril del ‘82 frente a más de un millón de personas que lo vivaban fervorosamente frente a una Plaza de Mayo teñida de celeste y blanco, haciendo gala de su ferviente patriotismo. Es que hace 28 años dicho general anunciaba la inminente recuperación de las Islas Malvinas, la cual no comportaba otra cosa que el envío de miles de jóvenes argentinos a un enfrentamiento bélico cuyo fin último era encandilar y obnubilar vilmente a los argentinos disconformes con el régimen militar.

Cabe preguntarnos qué es lo que hay detrás de esa guerra que marcó con fuego una huella imborrable en toda una generación, ya que no podría aducirse jamás que simplemente se trató de un intento por recuperar dicho territorio argentino, sino que además implicó una hábil estrategia política por parte de los debilitados gobiernos de Margaret Thatcher y de Leopoldo Galtieri que vieron en la disputa por ese suelo una excelente oportunidad para favorecer su imagen pública y, por supuesto también, la situación política y social que atravesaban el Reino Unido y Argentina.

En 1982 Argentina ya llevaba 150 años reclamando la propiedad de las islas sin resultado diplomático alguno. Precisamente en ese año, expiraría todo derecho argentino de realizar cualquier tipo de reclamo a este respecto, de acuerdo a lo que establecían los tratados internacionales vigentes por aquel entonces.

Sin embargo, no se había llegado tan lejos en el enfrentamiento puesto que ambos países atravesaban cierto noviazgo comercial desde la independencia de España. Se trataba, vale aclarar, de una estrecha relación de complementación económica entre ambos países, en la cual Argentina –“El granero del mundo”- proveería a Inglaterra de materias primas (carne, granos, cuero, etc.) y ésta última aportaría a cambio manufacturas. No es un dato menor, que el Reino Unido haya resultado ser el principal comprador de productos argentinos.

Mas, finalizada la Segunda Guerra Mundial, el contexto internacional se presentaba sustancialmente modificado como consecuencia de dicha contienda. Inglaterra perdió su poder económico y político, el cual fue rápidamente tomado por Estados Unidos que se convirtió en una gran potencia mundial. Fue así como Inglaterra se dispuso a abandonar sus colonias y a desarrollar lo que recibió el nombre de “Revolución Verde”, una estrategia por la cual los ingleses comenzaron a producir sus propias materias primas, dependiendo así menos de las importaciones e iniciando una etapa de distanciamiento con el gobierno argentino.

Frente a una espesa situación social marcada por una enorme tasa de desempleo y por un escenario considerablemente empobrecido, y en vistas de un latente problema con sus flotas –que se hallaban en una situación de extrema decadencia- Margaret Thatcher accedió a involucrarse en la disputa. No se debe pasar por alto tampoco que los astilleros junto con la OTAN (Organización Tratado del Atlántico Norte) han fogoneado también dicho conflicto bélico, puesto que constituía una posibilidad excepcional para poner a prueba toda una nueva generación capaz de desarrollar un perfeccionamiento naval.

En un contexto no muy disímil que el de su contendiente, Argentina se ve dispuesto a enfrentarse con Inglaterra, con el único objetivo de desviar la atención de la población que empezaba a manifestar cierto descontento con un gobierno que hería de muerte a la industria nacional, lo cual conllevaba además gran desempleo entre los ciudadanos de la nación. Fue una estrategia para estimular cierto nacionalismo o patriotismo entre los argentinos, ahora unidos por ese sentimiento que despertaban las islas. Además, el gobierno de facto del general Galtieri cometió un grueso error que pagaría con más de seiscientas vidas humanas: no sólo no comprendió la estrecha relación entre Inglaterra y Norteamérica, sino que también pecó al ver en Estados Unidos un potencial aliado, en lo que sería una suerte de devolución de favores ya que Argentina había colaborado con su causa, la cual no respondía a otra cosa que una “guerra” contra la guerrilla y la subversión en Centroamérica.
Del mismo modo, sería una gran equivocación o una imperdonable omisión no mencionar los grandes intereses que podrían llegar a comportar las Fuckland en el terreno económico. Por un lado cabe señalar que es una de las plataformas submarinas más ricas en el mundo con importantísimas reservas de petróleo. Por otro lado, bien podría destacarse, como es de suponerse, la importancia que reviste en cuanto a la riqueza pesquera. Y finalmente, la cercanía de las islas con el territorio Antártico.

De este modo, no es difícil suponer que lo que hubo detrás de Malvinas fue un juego de intereses económicos, los cuales además ayudarían en el terreno político local de cada uno de los países en conflicto, para lo que colaborarían también los medios de comunicación jugando un rol crucial. En el caso de Argentina, fomentando entre la población un sentimiento de profundo amor por la patria y también por las islas, y llegando a afirmar –por ejemplo, y entre otras cosas- que se estaba ganando la guerra.

Corría el año 1982 cuando Leopoldo Galtieri pronunció frente a una plaza eufórica la frase que nunca olvidará ningún argentino. “Si quieren venir que vengan”. Ese fue el momento en que la Argentina comenzó a transitar el último conflicto bélico de su historia. La Patria era el motivo; la soberanía, la causa de la heroica locura. Malvinas fue una experiencia crucial que hizo crecer de golpe a miles de jóvenes, a los que puso cara a cara con la muerte, que los acechó durante los 73 días que duró el conflicto bélico.

Al regreso a su tierra, se encontraron con calles vacías. Acaso una madre o una novia, no más. El pueblo que los empujó a esa contienda no estaba allí para recibirlos. Para el 14 de junio de 1982, la guerra había terminado. Pero para los héroes de Malvinas, la batalla continuaba. El regreso era la nueva lucha, en él dejaron el fusil. Mas debieron armarse de mucha valentía para retomar una vida que les había sido arrancada de sus manos. El futuro que habían soñado, se había desvanecido. El presente se convertía en la batalla de enfrentar la vida con los recuerdos del horror y con los sonidos de la guerra. Más de 350 excombatientes decidieron no dar esa batalla, negándose a seguir y engrosando de esta manera la lista de los caídos.

martes, 4 de agosto de 2009

El Peronismo hoy: ¿Simple espejismo?





Por Macarena Marina.

“Para un peronista de bien, no puede haber nada mejor que otro peronista”, afirmaba Juan Domingo Perón como una de las veinte verdades del Justicialismo Peronista. Hoy por hoy, en vistas de las características de aquellos políticos que –de la boca para afuera- enarbolan la bandera justicialista, bien podría reformularse este principio y enunciar que para un peronista de bien no hay nada peor que otro peronista.

Aquel movimiento de masas creado en los ’40 alrededor de la figura de un líder carismático y que ha protagonizado los últimos 65 años de la historia argentina, está siendo cuestionado en cuanto a su existencia o vigencia actual. Frases como “el peronismo murió con Perón”, harto escuchadas entre los ciudadanos argentinos, van ganando terreno de cara a esta cuestión.

El máximo referente del peronismo hoy es el ex mandatario y marido de la actual presidente de la Nación, Néstor Carlos Kirchner, a quien en reiteradas ocasiones se lo ha comparado con el General Perón. Sin embargo cabe señalar que sólo es posible realizar tal analogía luego de que se haya procedido desde el partido a “peronizar al Néstor”, lo cual conllevó un intento por enfatizar el significado social del peronismo contemporáneo ante el público con un sentimiento generalizado de abandono y humillación.

Perón fue una figura muy controversial ya que recibió un fuerte apoyo desde diversos sectores de la población, sectores en donde se lo aborrecía con la misma intensidad con que se lo respaldaba. Además de los trabajadores de las clases más postergadas argentinas, fue seguido por sindicatos, militares, radicales, conservadores de las provincias del interior y miembros de la Unión Democrática ligada a la clase terrateniente.

En la actualidad, no existe una delimitación con que se puedan indicar las simpatías o antipatías pertenecientes a determinado corte social con respecto a Kirchner. La gente vota partidos, y el partido más fuerte en Argentina -luego de la gran caída del radicalismo con De la Rúa- es el Partido Justicialista. Sin embargo, debe dejarse en claro que el santacruceño no posee gran adhesión de la ciudadanía argentina, y esto puede demostrarse no sólo con el resultado de las elecciones nacionales del 2003 en las que obtuvo apenas el 20% de los votos, sino también con la imagen negativa que cosechó durante el enfrentamiento entre el gobierno y el campo tras la polémica resolución 125. El General aplicó una vasta política de bienestar que incluía la efectivización de nuevos derechos sociales, como leyes laborales, planes de vivienda, inversiones en salud y educación, etcétera. Estas conquistas sociales fueron capitalizadas por las figuras del presidente y la primera dama, Eva Perón, quien manejaba una fundación de asistencia social. Las nacionalizaciones y estatizaciones de los servicios públicos, como los ferrocarriles británicos, fueron proclamados como conquistas de soberanía e independencia económica.

La nefasta experiencia de la represión de los gobiernos conservadores, así como la ineficacia de la organización sindical, hicieron que los trabajadores argentinos y sus dirigentes vieran en Perón un aliado potencial gracias al cual la clase obrera se constituyó como fuerza auténtica y legítima dentro de la sociedad y la política argentinas. Fue de esta manera que supo conquistar a la gran masa del pueblo y movilizarla de manera tal que consiguió poner ese “alubión zoológico” en la calle manifestándose por él.

Durante el gobierno de Néstor Kirchner, y de todos los que le sucedieron al gobierno de facto que derrocó a María Estela Martinez de Perón, Argentina asiste a un Estado ausente, en donde no se busca como fin último el bienestar y la justicia social, sino el beneficio propio por parte de los gobernantes. De esta manera, se estaría quebrantando uno de los principios del peronismo postulado por el General Perón, según el cual la escala de valores de todo peronista en la acción política es la siguiente: primero la Patria, después el Movimiento, y luego los Hombres.

El gobierno “K” se caracteriza por la implementación de políticas activas con respecto a la promoción de Derechos Humanos, pero como contrapartida es caracterizado también por los numerosos hechos de corrupción que se sucedieron durante su gestión. Puede decirse que un rasgo común con el gobierno popular peronista es el hecho de haber procedido a la estatización de algunos servicios públicos, que luego de estas medidas disminuyeron en la calidad de sus prestaciones. Mas no debe olvidarse la promesa realizada durante su campaña electoral en la cual propuso hacer resurgir, cual Ave Fénix, las redes ferroviarias que mantenían conectado a todo el país, y que luego de su muerte, acarrearon la desaparición de varios pueblos del interior.

“El primer trabajador” enfrentó tenazmente a los poderes instituidos, emprendiendo así una inmensa lucha contra la Iglesia y la oligarquía, quienes se encargaban de transmitir y legitimar la riqueza y el prestigio social y determinaban además las ideas vigentes sobre la legitimidad social y cultural, a las que les negó la autoridad y el poder simbólico del que gozaban. Esta maniobra fue también adoptada por Kirchner, quien se enfrentó ásperamente con la iglesia católica, los militares y los sectores rurales, de una manera muy poco inteligente y generando siempre una gran polémica.

“En esta tierra lo mejor que tenemos es el Pueblo”, dogmatizaba Perón dentro de la enunciación de esas 20 verdades que definían al peronismo, dejando entrever de esta forma, aquel pecado que nunca se le ha perdonado: la demagogia. Vale aclarar que dentro del marco de lo que significaba el peronismo, este postulado no resultaba chocante. Ahora bien, Kirchner se aferró al fácil camino del populismo y de la demagogia para ir incrementando su popularidad y revertir su paupérrima legitimidad de origen. En vez de afrontar los problemas y tomar el toro por las astas, siempre eludió las soluciones de fondo, disfrazando los problemas, mintiendo, falseando la verdad o manipulando la opinión pública para esconder y ocultar las dificultades y problemas.

Sin lugar a dudas, para un Peronista de bien, no puede haber nada peor que otro Peronista. O quizá efectivamente exista algo peor: muchos peronistas enfrentados disputándose el poder, contrariando los mandatos de Perón y violando particularmente ese anhelo del General de lograr una Argentina socialmente justa, económicamente libre, y políticamente soberana en donde el rol de los peronistas sería el de garantizar la Justicia Social y la Ayuda Social. Se trata de funcionarios que aún no tienen en claro que, como bien dijo el General, “Mejor que decir es hacer, y mejor que prometer es realizar”, de funcionarios que no tienen presente el legado de Perón para estas épocas de vacas flacas: “Pongan el carro en movimiento que los melones se acomodan solos”.

martes, 12 de mayo de 2009

Multimedios: El que mucho abarca…mucho aprieta

Por Macarena Marina

Actualmente Argentina está asistiendo al fenómeno de la monopolización de los medios de comunicación, lo cual significa que los medios están concentrados en manos de unos pocos. Se trata de conglomerados de empresas de diversa índole encargadas de imponer los temas que influyen en la agenda pública, perjudicando de este modo la pluralidad informativa tan anhelada en cualquier régimen político democrático moderno.

Hoy por hoy, sigue vigente la Ley Nacional de Radiodifusión N° 22285 sancionada por el gobierno de facto del general Videla en el año 1980, pero con las “modificaciones” que –decretos de necesidad y urgencia mediante- el presidente Menem realizó durante su primer mandato.

A partir de la reforma de los artículos 43,45 y 46 de la Ley de Radiodifusión se permitió no solamente que empresas extranjeras invirtieran en medios de comunicación argentinos, sino también una expansión mediática vertical en la cual los dueños de los medios gráficos pueden acceder a la adquisición de señales radiofónicas y que empresas de diversas áreas pertenezcan a un mismo grupo o multimedio.

De esta manera no es difícil imaginarse el poder que acarrean estos grandes medios. Tampoco es difícil llegar a la conclusión de que tamaños grupos económicos encargados de manejar los medios de comunicación masiva, y por ende la información que éstos difunden, tienen un gran poder para influenciar política y socialmente a quienes consumen sus productos.

El discurso imperante sostenía que la “privatización de los medios garantizaría la pluralidad informativa y la libertad de expresión”. Esta postura no sonaba tan descabellada en tanto que privatizar los medios implicaba que los mismos ya no estén a cargo del Estado sino del sector privado. Ahora bien, jamás se podría hablar de pluralidad cuando se permite a una persona o grupo ser titular de hasta 24 licencias de servicios abiertos. Es decir, que esta modificación sólo conllevó el paso de un oligopolio en manos del Estado a un oligopolio en manos privadas.

Es posible conjeturar entonces, que con estas medidas se perseguía el decrecimiento de la pluralidad informativa, lo que implica consecuentemente desconocimiento, desinformación y menor posibilidad de elección. No parece ser más que una mera táctica mediante la cual comercializar contenidos culturales e ideológicos, durante un período que posteriormente se daría a conocer como uno de los más corruptos de la historia argentina.

En los últimos meses la polémica ha girado en torno al Proyecto de Ley presentado por el oficialismo, el cual presenta puntos muy importantes que podrían llegar a derribar a los “Goliat” de la información. Sin embargo, hay quienes no comparten la idea de reformar la ley vigente. Quizá esta postura también esté íntimamente ligada a la mirada impuesta por los multimedios -que resultarían perjudicados por la misma- a la opinión pública.

Entre las medidas más destacables de este proyecto se halla la prohibición de la formación de oligopolios y monopolios, promoviendo el pluralismo del espectro y de los servicios de Comunicación Audiovisual; la promoción de la polifonía de informaciones y opiniones; la posibilidad de acceder solamente a 10 licencias de servicios abiertos; el desarrollo de un régimen de transparencia de titularidad de propiedad de las licencias; la adopción de medidas para la desconcentración de la explotación monopólica de derechos de exhibición; y la restricción de la propiedad conjunta de licencias de TV y empresas productoras de señales de contenido.

En resumen, se puede afirmar que la concentración de los medios de comunicación masiva en unas pocas manos conformadas por numerosas empresas de diversa índole atenta contra la pluralidad informativa, interviniendo en la construcción de agendas políticas y sociales e influyendo en la opinión publica a través de la desinformación y de la escasez de oferta informativa. Es por este motivo que resulta menester realizar una reforma en la legislación concerniente a la radiodifusión argentina.

miércoles, 6 de mayo de 2009

Clarín, el gran GRUPO argentino

En estos últimos años Clarín se convirtió en el medio gráfico con mayor número de tiradas del país y, consiguientemente, en el más influyente de todos en lo que respecta a la agenda pública. Se ha constituido además en un multimedio de dimensiones inusitadas, conformado por varios medios de comunicación masiva y empresas de todo tipo. Además, a su fuerte presencia en medios de alcance nacional, se suma un avance sobre medios regionales.

El gran crecimiento del actual multimedia, comenzó a gestarse en plena crisis financiera Argentina, es decir que la concentración se da dentro de una prolongada y persistente recesión de la actividad económica, motivo por el cual Clarín comienza a sentir la imperiosa necesidad de encontrar un socio financiero que le permita reducir sus deudas.

Este periódico, que se había constituído en el de mayor circulación de habla hispana en el mundo, adquiere en 1990 Radio Mitre, una de las emisoras locales líderes en radiodifusión. La constitución de Clarín como grupo se inició en 1995, cuando tomó la decisión estratégica de competir con los grandes operadores internacionales que entraban al sector o vender y subordinarse a alguno de ellos. Para entrar al ruedo debió conseguir financiamiento que le permitiera el desarrollo de la empresa y acercarse a los costos de capital con los que contaban sus competidores en sus países de origen. En marzo de 1999, cuando el mercado comenzó a dar los primeros síntomas de la crisis, el banco de inversión Goldman Sachs adquirió una parte minoritaria del paquete accionario del Grupo Clarín.

En el año 1992 había ingresado en el mercado de TV por cable con Multicanal, ganando de esta manera cobertura en varios puntos del país. Un año más tarde, la empresa lanzaba Todo Noticias, el canal de cable dedicado las 24 horas del día a la información. Simultáneamente nacía la señal Volver que se encargaría de difundir contenidos audiovisuales de todos los tiempos.

En 1994 relanza su revista, la cual comienza a llamarse Viva y además empieza a editar Elle Argentina. Al año siguiente, lanza el primer diario deportivo argentino que recibe el nombre Olé, y al próximo año crea -junto con La Nación- CIMECO que es una red de diarios digitales con lo cual logra además participar en La Voz del Interior (Córdoba) y Los Andes (Mendoza). En el año ’99 publica Genios, la revista infantil más leída del país.

En términos normativos, la década menemista dejó condicionada la estructura de funcionamiento del sistema de medios, con alteraciones sustanciales, a favor de los grupos multimedia. Esta situación no se alteró con el recambio gubernamental de diciembre del ´99, de modo tal que la concentración de los medios en pocas manos siguió vigente durante el gobierno radical de De la Rúa, y de hecho continúa vigente hasta el día de la fecha.

Actualmente, los accionistas mayoritarios del Grupo Clarín son Ernestina Herrera de Noble, Héctor Horacio Magneto, José Antonio Aranda y Lucio Rafael Pagliaro. Por otro lado, el grupo está compuesto por innumerables empresas pertenecientes a diferentes áreas. De esta manera, dentro del ámbito de la TV por cable y acceso a internet, Clarín está asociado con Cablevisión, Teledigital, Multicanal y Prima.

Dentro del sector “Publicación e impresión”, el grupo posee acciones en Tinta Fresca, Agr, Unir, Impripost, Papel Prensa, entre otros. Dentro del ámbito de los medios de comunicación (TV, radio y programación), posee Artear, Telecolor canal 12, Telba canal 7, Bariloche TV, Pol-ka Producciones, Ideas del Sur, Protagonik Film Group, Canal Rural Satelital, Iesa, TSC, Trisa y Radio Mitre, entre otros.

Además es sabido que está en estrecha relación con Página 12, La Razón, Direc TV, La 100, Supercanal, varias empresas de cable provinciales, Ciudad internet, Datamarket, Ubbi, Fullzero, TyC Sports, Teledeportes, Torneos y Competencias, Claro, Audiotel, Penzoil, Plaza Oeste, Fravega, YPF, Unicenter, Jumbo, Banco Río, Megatrans, Servin, Osmeprim y Feriagro, entre otras empresas de esta inmensa lista.
En suma, Clarín se ha constituido en uno de los multimedios más poderosos de Argentina, el más influyente sin duda en la instalación de la agenda pública y es además el de mayor tirada. Se trata de un conglomerado de empresas que ha adquirido en los últimos años gran poder en torno de los medios de comunicación masiva. Y que parece ser un monstruo difícil de derribar.

Espíritu Reformista: La Reforma Universitaria de 1918

La Reforma Universitaria de 1918, que tuvo origen en la Universidad de Córdoba y que se expandió posteriormente por toda Latinoamérica, fue un movimiento juvenil que buscaba la modificación en el sistema educativo dentro del ámbito académico y que conllevó además un simultáneo proceso de cambio del sistema social.
Hasta la explosión del chispazo de la Reforma de 1918, había en Argentina tres universidades nacionales: la de Córdoba, la de Buenos Aires y la de La Plata; mientras que a nivel provincial asomaban la universidad del Litoral y la de Tucumán. Todas ellas reflejaban el modelo de organización social elitista vigente en aquella época.
Por aquel entonces las universidades no eran más que meras instituciones a las que sólo tenían acceso miembros de las clases sociales dominantes. Las casas de altos estudios resultaron estar estrechamente vinculadas con la iglesia católica. Además se mostraron sumamente respetuosas por la tradición y con profundo espíritu conservador, y la mirada puesta en Europa. Se trataba de universidades anquilosadas con el pasado.
Las cátedras eran entendidas como feudos personales de los profesores y de la clase dominante que determinaban los programas de contenidos que debían seguir los alumnos siempre respetando las ideologías matrices de la oligarquía. Las autoridades universitarias se esmeraban en ocultar aquellas teorías científicas –tales como las de Darwin o Newton- que resultaban contrarias a las ideologías que deseaban imponer.
La caída de regímenes absolutistas en Europa, la sanción de la Ley Saenz Peña en 1912 que establece el voto secreto, universal y obligatorio contribuyendo a la apertura democrática, y la asunción en 1916 del radical Hipólito Irigoyen como presidente de la nación, constituyen los sucesos sociales que acontecían en el mundo y que derivaron en la imperiosa necesidad de democratizar las universidades argentinas.

La decisión de la Academia de Medicina de la Universidad de Córdoba de suprimir definitivamente las prácticas médicas en el hospital de Clínicas fue la gota que revalzó el vaso e impulsó a los estudiantes a emprender una batalla en donde lo que estaba en juego no era nada más, ni nada menos, que la libertad y la verdad. De esta manera, los jóvenes cordobeses procedieron a conformar el comité pro-reforma y a convocar a todos los estudiantes a huelga general.

Finalmente, en Junio de 1918 comienzan a materializarse los Centros de Estudiantes Universitarios, desde los cuales se impulsaron huelgas, manifestaciones y petitorios que contaban con la gran adhesión de los alumnos. Meses más tarde se produjo el surgimiento de la Federación Universitaria Argentina, y finalmente se desarrolló el Primer Congreso de Estudiantes de donde surgió el Manifiesto Liminar, entre otros manifiestos de carácter eminentemente público en los que se debatían cuestiones relativas a la organización de las universidades.

Luego de los conflictos acaecidos en Septiembre de 1918, se produce la intervención del Gobierno Nacional a cargo del Ministro de Educación que realiza una importante reorganización y pone en marcha en la Universidad Argentina los postulados reformistas, dando lugar a la creación de algunas de las características que actualmente rigen en las universidades nacionales, como por ejemplo la docencia libre en donde se dictan materias afines a las del plan de estudios, las cátedras paralelas que brindan a los estudiantes la posibilidad de optar entre diferentes enfoques, los concursos públicos de antecedentes y oposición para el acceso a la docencia, y la extensión universitaria que implica el emprendimiento de tareas capaces de vincular los recursos con los que cuenta la universidad con los requerimientos de la sociedad.

La reforma supuso entonces algo más que un mero episodio estudiantil. Representó un cambio social que iba más allá de la intención de modificar la organización de las altas casas de estudio. Fue la mayor escuela ideológica para los sectores avanzados de la pequeña burguesía, el espacio de lucha contra las elites del cual surgieron varios partidos políticos. Es por ello que al día de hoy sigue reivindicándose la libertad, el derecho a discrepar civilizadamente, la justicia y la libertad como los principales valores de la juventud reformista del '18.

martes, 28 de abril de 2009

La Noticia Rebelde

Por Macarena Marina

Parece no haber tarea más difícil que definir el concepto de noticia, luego de observar las distintas posturas de los periodistas al respecto, puesto que es posible observar a primera instancia visiones muy distintas y hasta antagónicas sobre este término que muestra una gran complejidad a la hora de ser definido.
Entonces, cabe preguntarse qué es lo que se entiende actualmente por noticia en las redacciones de los distintos medios de comunicación masiva y cuáles fueron los motivos que han llevado a que se produzca una gran modificación en la manera de entender y producirla.

En el pasado, un pasado no tan remoto, la noticia no era más que un producto político-ideológico, a la orden de diversos grupos de poder o ideológicamente definidos. Cabe señalar que no perseguían -bajo ningún concepto- fines de lucro, es decir que carecían de cualquier interés comercial.
Sin embargo, vale aclarar que tras la caída del muro de Berlín, con la consecuente caída del régimen socialista, finaliza el tajante antagonismo que enfrentaba a comunistas y capitalistas, y que había encontrado en la Guerra Fría su máxima expresión. El mundo se organiza de esta manera tras un sistema capitalista que se caracteriza por la apertura de mercados y por la aparición del proceso de globalización.
De esta manera, y ante este panorama mundial, los medios advierten que su objetivo carece de sentido puesto que la ideología ya ha sido definida, de manera tal que su cometido finalmente se ha cumplido. Es a partir de este quiebre a nivel mundial que se producen los cambios en los medios de comunicación, los cuales se convierten en empresas cuyo objetivo es obtener el mayor rédito económico, y en las noticias, sus “mercancías” que deben atrapar la mayor cantidad de clientes posible.

Actualmente, la noticia es un producto resultante de la ficcionalización de un hecho o acontecimiento noticiable de interés público, cuyo único objetivo es captar la atención del lector con el fin de aumentar la cantidad de ejemplares vendidos, para así poder responder a los intereses económicos del medio, que por supuesto se hallan en detrimento de los intereses económicos de los otros medios.
Podría decirse que no es otra cosa que un mero recorte de la realidad, el cual es “adornado” de diversas maneras y a través de diferentes prácticas con el fin de venderle al público una mercancía interesante en plena vorágine periodística que lleva implícita una gran lucha entre los medios por atrapar nuevos clientes.
De esta manera, entra en el terreno de la discusión la objetividad. ¿Realmente se puede hablar de objetividad cuando la noticia implica una selección de un hecho, de entre tantos miles más que también son dignos de ser contados? ¿Se puede hablar de objetividad, sabiendo que con esos pequeños “detalles” que implica la ficcionalización de la realidad, se introduce la subjetividad del periodista?

Por un lado podrán vislumbrarse los periodistas que utópicamente postulan la existencia de la objetividad en los relatos de los acontecimientos noticiosos y resaltan la independencia como una cualidad donde esta preciada característica –la objetividad- se hace posible, este es el caso del Secretario General de la Redacción de La Nación, Fernán Saguier, quien sostiene: “Es preciso ser objetivo, no debemos ser emocionales ni subjetivos, ya que los medios exitosos son los independientes, objetivos y distantes”.
Por otro lado se vislumbrarán periodistas que sostienen que la objetividad no existe, como José María Pasquini Durán, editor de Página 12, quien afirma que la noticia es ficción dado que está producida con el fin de atrapar la atención de la audiencia e indica que “en la medida en que la competencia se hace más severa, para retener el interés del lector, hay que entretener y sorprender cada vez más. La misma realidad la tengo que producir de distinta manera, y al producirla le estoy introduciendo mi subjetividad”, apuntó Pasquini Durán.

En síntesis, se podría definir a la noticia como un recorte de la realidad sobre determinado hecho de actualidad que merece ser informado por su interés social. Se trata de la mercancía con la que deben comercializar los medios de comunicación. No es más que el resultante de un proceso en el que el periodista, atendiendo los objetivos de la empresa a la que responde con su labor profesional, ficcionaliza la realidad con objeto de elaborar un producto capaz de atraer la atención de los lectores-clientes.

martes, 21 de abril de 2009

INSEGURIDAD: ¿FANTASIA O REALIDAD?

Por Macarena Marina

Mucho se ha debatido durante estos últimos meses sobre La Inseguridad que mantiene en vilo a la sociedad argentina, luego de las fuertes declaraciones esbozadas por algunas figuras públicas y de los importantes cruces que se produjeron entre funcionarios del Poder Ejecutivo y miembros del Poder Judicial en torno a esta problemática socio-política, que no parece ser más que el resultado de un Estado ausente y con serias deficiencias para asegurar el orden público y el pleno goce de los derechos y libertades de los ciudadanos. Pero, ¿a qué se refieren cuando hablan de la inseguridad los argentinos? ¿A una simple sensación infundada por los medios masivos de comunicación o de una cruda realidad que golpea fuerte a todo el pueblo argentino?

Se puede apreciar cómo algunos enarbolan la propuesta de la "Mano Dura" como una única salida para combatir la inseguridad, y hasta se animan a apoyar la idea de implementar la Pena de Muerte. Otros, en cambio, minimizan la situación, como intentando tapar el sol con un dedo, llegando a afirmar que "la inseguridad es una sensación infundada por los periodistas" y que no responde a otra cosa más que a la manipulación política.

Sin embargo, la realidad ha demostrado que se trata de un tema aún más complejo, y la solución no parece ser tan lineal, ya que no reside exclusivamente en un tratamiento policial del problema, enfatizado en medidas que apuntan a la modificación del sistema judicial argentino, el saneamiento de las fuerzas de seguridad encargadas de combatir el crímen y la implantación de duros castigos a quienes cometen las infracciones. La solución tampoco parece ser la mera reducción del problema, entendida como una escapatoria a este escenario preocupante, de modo tal que no se puede hablar de una simple "sensación" que es infundada por los medios de comunicación, los cuales estarían abocados a "inflar" y "exagerar" el tema de la inseguridad. No se la puede reducir a una "sensación". Una sensación no mata, no roba, ni viola.

La inseguridad golpea como problemática social en forma transversal, castigando a toda la sociedad: ya no se trata de villas o countries, ricos o pobres, sino que impacta al grueso de la población argentina. La problemática está plagada de causas que explican sólo parcialmente el fenómeno, y ninguna propuesta de trabajo que no contemple el orígen multifactorial de este fenómeno social tiene chances de lograr éxito.

Drogas, alcohol, pobreza, impunidad, ausencia de justicia, una débil concepción del valor por la vida y la propiedad privada, una sociedad que ha perdido la cultura del trabajo, familias desintegradas, ausencia de diálogo en el hogar, una educación que muestra grietas, con códigos morales destruidos y una fragmentación despiadada, son solo algunos de los componentes de una larga nómina que en combinación, conforman el coctail que deriva en este desastre actual.

Cabe señalar que la relación entre el consumo de drogas y el delito aumenta, y que de este modo, terminan por producirse los homicidios salvajes que se suceden día tras día en las noticias que nos brindan los medios de comunicación. Así, el viejo punguista, el histórico descuidista, el legendario caco son hoy especies extinguidas, y hasta casi extrañadas con nostalgia, cuando actualmente cualquier jóven drogado roba y mata sin conciencia. Hasta la crisis de 2001 sólo el 20% de los internos en Casa del Sur (ONG vinculada a la rehabilitación de adictos a las drogas) tenía una vinculación con el delito. Esa proporción fue en aumento a medida que el "paco" amplió su universo de consumidores. En los últimos años explotó la situación, resultando esa proporción inversa: el 80% de los jóvenes adictos que se atienden están relacionados con el delito.

No podemos tildar de sensación a la inseguridad cuando en todo el Conurbano hay un robo a mano armada por hora y un homicidio cada cuatro. La cifra de arrebatos callejeros es aún más alarmante, puesto que en la primera quincena de diciembre se contabilizó uno cada tres minutos y medio. Así mismo, y en ese mismo período de tiempo, se registraron 6 mil arrebatos callejeros y 2.250 robos en salideras bancarias. Y se presume que se produce un asalto a una casa cada quince minutos. En cuanto a este delito, cabe señalar que durante los primeros seis meses de este año se contabilizaron 27 denuncias mientras que en el mismo período del año anterior sólo fueron diez. Además, un informe realizado por expertos en seguridad señala que en el Conurbano en la primera quincena de diciembre se registraron 1.295 robos de autos, 80 secuestros exprés y 150 abusos o violaciones.

Por su parte, los habitantes de la ciudad de Buenos Aires confiesan percibir una gran inseguridad y un incremento del delito. Con referencia a la percepción general de inseguridad, los encuestados la calificaron como "alta" en el 71% de los casos. Tan sólo un 2% la califica como "baja". También se observa un sensible crecimiento de la percepción del incremento del delito: casi el 60% de los entrevistados cree que la inseguridad aumentó en el último año, mientras que un 37% afirma que la inseguridad es alta y se mantiene igual que el año anterior.

En diversos países se difunde la idea de apoyo a la "mano dura". A la luz de la experiencia y los datos disponibles para efectivamente reducir el delito habría que considerar otros aspectos. La mano dura, si no está acompañada de otro tipo de medidas, agrava el problema en lugar de solucionarlo. En la realidad de los países en los que rige, esta práctica ha llevado a empujar aún más lejos de la sociedad a los jóvenes en riesgo y llenar las cárceles de ellos.

No se trata de instalar un muro divisorio entre dos localidades, ya que de esta manera sólo se logra generar más escisiones y violencia entre los distintos sectores sociales. Tampoco se trata de montar un juego de Gran Hermano en plena ciudad de Buenos Aires, duplicando la instalación de aparatos de monitoreo en distintos lugares públicos y colocando cámaras para controlar las denominadas "zonas calientes".

Efectivamente combatir la inseguridad implica desarrollar políticas de desarrollo social, promoviendo la inclusión de todos los habitantes del país, con lo que se debe apostar a la educación. Se trata de un trabajo en conjunto entre los distintos ministerios, el poder judicial, y las fuerzas de seguridad, para así combatir los diferentes factores causales de este problema. Se requiere de políticas activas capaces de generar fuentes de trabajo, de alfabetizar, de proteger a las familias y a los servicios públicos. Para solucionar este problema de enorme relevancia en la agenda pública, es menester llevar adelante políticas integrales para poder combatir el problema en sus múltiples aspectos. Y de esta manera, efectivamente se podrá hacer de "Argentina, un país en serio".